De acuerdo con el informe de la ONU (2021), en América Latina y el Caribe se visualiza una recuperación económica frágil e irregular; agrega que, la pandemia de la COVID-19 ha causado estragos en la región, agravando las desigualdades arraigadas y provocando que millones de personas caigan en la pobreza. Para la OCDE (2021), a nivel mundial esta recuperación económica se mantiene fuerte; sin embargo, sigue siendo desigual y los países que están saliendo de la crisis se enfrentan a retos diferentes. La crisis actual hace que un nuevo consenso mundial sea fundamental para la supervivencia de la humanidad, por lo que superar los "grandes desafíos actuales”—entre ellos, la pandemia, el cambio climático, la creciente desigualdad y la fragilidad económica (El País, 2021), requiere de un espacio compartido en el cual puedan converger diferentes enfoques, estrategias o ideologías, como por ejemplo la iniciativa de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) se han convertido en una referencia para la revisión de iniciativas para abordar la necesaria reactivación económica. En el campo de los sistemas de gestión, el «conjunto de elementos y actividades relacionados y coordinados que interactúan, y que estableciendo Políticas y Objetivos, dirigen y controlan la organización con el fin de lograr dichas metas» (ISO, 2015), las normas internacionales establecidas por la Organización Internacional de Normalización «ISO», contribuyen de manera general a tres de estos principios: Educación de Calidad (4), Industria, Innovación e infraestructura (9), y Trabajo Decente y Crecimiento Económico (8). Así, los procesos de certificación de los sistemas de gestión basados en las normas ISO representan una estrategia comprobada para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La certificación, proceso mediante el cual una tercera parte evalúa y da constancia de que un sistema de gestión cumple con los requisitos especificados, bajo una Norma en particular, es una actividad que requiere del compromiso de la alta dirección, traducida en disponibilidad de recursos financieros, humanos y sobre todo de intangibles. Este esfuerzo conjunto de la organización ve sus frutos en los resultados logrados, una vez obtenida dicha certificación.
En cuanto a los ODS, la ISO 9001, Sistemas de Gestión de la Calidad, la de mayor reconocimiento a nivel mundial con 916.842 organizaciones certificadas de acuerdo con el último ISO Survey 2020, contribuye a los objetivos: Fin de la Pobreza (1), Industria, Innovación e Infraestructura (9), Producción y Consumo Responsable (12) y Vida Submarina (14); y así, cada una de las normas certificables contribuye al logro de diferentes objetivos del desarrollo sostenible, que a su vez, tiene un impacto en la reactivación económica resiliente y sostenible.
En particular, para superar esos grandes desafíos actuales como, la pandemia, el cambio climático, la creciente desigualdad y la fragilidad económica, ya mencionados, la ISO ha planteado una norma en particular. Por ejemplo, para la pandemia, la ISO 45005:2020, presenta Directrices de trabajo seguro durante la pandemia del COVID-19; para el cambio climático, ISO 14090:2019, presenta Principios, requisitos y directrices para la Adaptación al cambio climático. Por su parte, como lo señala Christine Loew, directora de la ONU Mujeres, «Las normas ISO pueden ayudar a abordar la desigualdad global».
Para
finalizar, o más bien para dinamizar el debate, es importante señalar
que ya la ONU está manejando su propio certificado ODS; en consistencia
con la importancia que tienen estos Objetivos como vehículo para lograr
la reactivación económica resiliente y sostenible, no solamente para
rescatar la economía, sino más bien, para rescatar la misma humanidad.
Agustín Mejías Acosta @profmejias | Sábado, 23 de octubre de 2021
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